En el ámbito laboral, entender la diferencia entre un despido improcedente y un despido procedente es crucial tanto para empleados como para empleadores. Esta guía tiene como objetivo explicar las características de cada tipo de despido, sus implicaciones legales y los derechos que asisten a los trabajadores en cada caso.
Despido Procedente
Un despido procedente es aquel que se realiza de acuerdo con la ley, basado en causas justificadas. Existen dos tipos principales de causas para un despido procedente: causas objetivas y causas disciplinarias.
Causas Objetivas
Las causas objetivas están relacionadas con circunstancias económicas, técnicas, organizativas o de producción que justifican el despido de un trabajador. Algunas de estas causas incluyen:
- Económicas: Pérdidas económicas en la empresa que hacen insostenible mantener al trabajador.
- Técnicas: Cambios en los métodos de trabajo que requieren una reducción de personal.
- Organizativas: Reestructuración interna que elimina ciertos puestos de trabajo.
- De Producción: Disminución de la demanda de productos o servicios que hace necesario reducir la plantilla.
Causas Disciplinarias
Las causas disciplinarias están relacionadas con el comportamiento del trabajador. Algunos ejemplos son:
- Faltas de asistencia repetidas y no justificadas.
- Indisciplina o desobediencia en el trabajo.
- Ofensas verbales o físicas a compañeros o superiores.
- Disminución continuada y voluntaria en el rendimiento de trabajo.
- Embriaguez habitual o toxicomanía si afecta negativamente al trabajo.
Procedimiento
Para que un despido procedente sea válido, debe seguirse un procedimiento específico:
- Notificación por escrito: La empresa debe entregar una carta de despido explicando las causas.
- Indemnización: En casos de despido objetivo, la empresa debe pagar una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.
- Plazo de Preaviso: En despidos objetivos, se debe notificar con al menos 15 días de antelación o abonar el salario correspondiente a esos días.
Despido Improcedente
Un despido se considera improcedente cuando no se cumplen las causas o procedimientos establecidos por la ley. Esto puede ocurrir si:
- No se justifica adecuadamente la causa del despido.
- No se sigue el procedimiento correcto (como la falta de carta de despido).
- Las causas alegadas no son ciertas o no se pueden probar.
Consecuencias del Despido Improcedente
Si un despido es declarado improcedente por un juez, la empresa tiene dos opciones:
- Readmitir al Trabajador: El trabajador debe ser reincorporado a su puesto en las mismas condiciones previas al despido.
- Indemnizar al Trabajador: Pagar una indemnización de 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades. Para contratos anteriores a 2012, la indemnización es de 45 días por año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades.
Procedimiento para Reclamar
El trabajador que considera su despido improcedente debe seguir estos pasos:
- Acto de Conciliación: Presentar una papeleta de conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC).
- Demanda Judicial: Si no hay acuerdo en la conciliación, presentar una demanda en el Juzgado de lo Social.
Entender estas diferencias es fundamental para proteger los derechos laborales y tomar decisiones informadas. Si necesitas asesoramiento legal en Oviedo, es recomendable consultar con abogados especializados que puedan ofrecerte la mejor orientación en tu caso específico.