En España existen varios tipos de despido, cada uno de ellos con diferentes requisitos y consecuencias legales. A continuación te detallamos algunos de los tipos de despido más comunes, aunque lo más recomendable es que contactes con un despacho de abogados para que puedan ayudarte. Algunos de los tipos de despido más frecuentes son:
Despido improcedente
Este tipo de despido ocurre cuando la empresa no tiene una causa justa para despedir al trabajador, o cuando no se ha seguido el procedimiento legal establecido. En caso de despido improcedente, el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización (generalmente la mayor que se puede recibir) e incluso puede dar cabida a que el empleado sea reincorporado a su puesto de trabajo.
El despido puede ser considerado como improcedente si se dan los siguientes casos:
- Despido por razones discriminatorias: el empleador no puede despedir a un trabajador por motivos relacionados con su género, orientación sexual, raza, religión, edad, estado de salud, embarazo, entre otros.
- Despido por ejercer derechos legales: El trabajador no puede ser despedido por ejercer derechos legales, como el derecho a la huelga, el derecho a la negociación colectiva, o el derecho a la representación sindical.
- Despido sin causa justa: El empleador debe tener una causa justa para despedir a un trabajador, como incumplimiento de las obligaciones laborales o una baja productividad.
Del mismo modo, el despido podrá ser considerado como improcedente si se dan una serie de condiciones:
- Falta de notificación o requisitos formales: El empleador debe notificar al trabajador con antelación y seguir el procedimiento establecido en la legislación laboral para llevar a cabo un despido.
- Falta de previa investigación: Antes de proceder al despido, el empleador debe investigar y evaluar las circunstancias para determinar si existe realmente una causa justa.
- Falta de audiencia: El trabajador tiene derecho a ser oído y presentar su defensa antes de ser despedido.
Despido procedente
Este tipo de despido se da cuando la empresa tiene una causa justa para despedir al trabajador, como puede ser un incumplimiento de las obligaciones laborales o una baja productividad. En caso de despido procedente, el trabajador tiene derecho a una indemnización menor a la del despido improcedente.
Algunas de las causas más frecuentes que un empleador puede considerar para llevar a cabo un despido procedente son:
- Incumplimiento de las obligaciones laborales: El trabajador ha de cumplir con una serie de obligaciones laborales, como pueden ser los horarios, las normas de seguridad, o las tareas asignadas.
- Faltas de asistencia o puntualidad: El trabajador debe asistir y ser puntual a su puesto de trabajo.
- Faltas de rendimiento o productividad: El trabajador debe cumplir con los objetivos y metas establecidos en su puesto de trabajo.
- Pérdida de confianza: Si el empleador pierde confianza en el trabajador, ya sea por comportamiento inadecuado o por incumplimiento de sus obligaciones laborales.
- Causas económicas, técnicas, organizativas o de producción: Si la empresa se ve obligada a reducir su plantilla debido a causas económicas, técnicas, organizativas o de producción.
- Faltas de honestidad o integridad: El trabajador debe ser honesto y actuar con integridad en su trabajo.
Es importante tener en cuenta que para considerar un despido como procedente, el empleador debe demostrar que existe una causa justa para el mismo y que se han cumplido con todos los requisitos legales establecidos.
Despido disciplinario
Este tipo de despido se da cuando el trabajador ha cometido alguna falta grave, como un incumplimiento de sus obligaciones laborales, un acto de indisciplina o un acto delictivo. En caso de despido disciplinario, el trabajador no tiene derecho a ninguna indemnización.
Algunas de las situaciones que dan lugar a este tipo de despido son:
- Incumplimiento de las obligaciones laborales, faltas de asistencia y retrasos sin justificación.
- Actos de indisciplina, actuando de forma desobediente o desafiante hacia jefes y compañeros.
- Acoso laboral, acoso sexual, y cualquier otro tipo de intimidación.
- Acudir al puesto de trabajo bajo los efectos del alcohol y/o drogas.
- Uso indebido de los recursos de la empresa.
- Difamación y calumnias hacia la empresa, jefes y/o compañeros.
Cabe destacar que para llevar a cabo un despido disciplinario, se debe seguir con el procedimiento legal establecido, el cual deberá estar respaldado con las pruebas de las faltas que se le imputan al empleado, entre otros requisitos.
Despido objetivo
Este tipo de despido se produce cuando la empresa se ve obligada a reducir su plantilla debido a causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Es un tipo de despido procedente, y la indemnización puede variar en función de la duración del contrato, entre otros factores.
Algunas de las causas más frecuentes por las que una empresa necesite despedir a sus trabajadores, y que por lo tanto se dé un despido objetivo, pueden ser:
- Reducción de la actividad de la empresa o cierre de la misma.
- Introducción de nuevas tecnologías que hacen obsoletas las habilidades o tareas de algunos de sus trabajadores
- Reestructuraciones y/o fusiones empresariales
- Exceso de personal en relación a las necesidades de la actividad empresarial.
- Si la empresa se ve afectada por una situación de fuerza mayor, como puede ser un desastre natural
Es importante tener en cuenta que estos son sólo algunos ejemplos de los tipos de despido que existen en España. Cada situación es distinta, por lo que siempre es recomendable acudir a un abogado laboralista para entender y determinar ante qué tipo de despido nos encontramos y, en caso de ser necesario, tomar las acciones legales pertinentes.